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07 enero 2011

EVOLUCIÓN DE LA FAMILIA CHILENA

Por Max Silva Abbott.
¿Cómo es la familia actual en Chile? 
¿Estará la familia chilena en crisis?
Max Silva nos cuenta con cifras importantes la transformación que ha tenido la familia entre los años 1990 hasta hoy.

De acuerdo a la última encuesta Casen, la familia chilena ha experimentado profundos cambios en las dos últimas décadas. Y si bien el hogar constituido por hombre, mujer e hijos sigue siendo mayoritario (58%), los que están a cargo de la mujer han pasado desde el 19,9% en 1990, al 30,2% en 2009. Además, en términos generales, el número de miembros en cada hogar y de hijos ha disminuido y también el porcentaje de matrimonios, a la par que han aumentado las convivencias de hecho, los hogares reconstituidos y aquellos en que vive una sola persona.
Por otro lado, usualmente los hogares a cargo de la madre están en una situación económica bastante desmejorada, tanto por el mayor nivel de desempleo femenino, como por sus menores ingresos, lo cual genera un círculo vicioso de pobreza que redunda en los hijos y sus futuras oportunidades.
Ahora bien, muchos hablan a este respecto simplemente de “nuevas formas” o de una “diversificación” de la familia, fruto de un creciente individualismo, en una actitud similar a la de un zoólogo que añade, fascinado, nuevos especimenes a su colección.
Entiéndase: nunca se destacará lo suficiente la casi infinita capacidad de entrega y sacrificio de las madres, sobre todo aquellas que crían a sus hijos solas, muchas veces en situaciones desesperadas, todo lo cual contrasta vergonzosamente con la actitud de muchos hombres, que no son capaces de asumir sus responsabilidades.
Sin embargo, y siendo cierto que es necesario generar mejores condiciones para estos hogares, tal vez la pregunta de fondo que se echa en falta es respecto del ambiente óptimo (o si se prefiere, el menos malo) que por regla general, debieran tener los niños y jóvenes para su adecuado desarrollo. Porque tal como se presentan las cosas, daría la impresión que ese dato fuera irrelevante, y que no existieran mayores diferencias entre aquellos hogares constituidos por un padre y una madre con una relación estable y seria, de las restantes situaciones, por muy heroicas que puedan ser algunas.
De hecho, a ratos pareciera creerse que lo único que necesitan los niños es una madre, quedando el rol del padre reducido casi al de semental y proveedor, lo que incluso podría sustituirse con una fecundación in vitro y una mujer que trabaje. ¿Seremos los varones tan prescindibles?
Pero además, salvo en lo económico, también da la impresión que los hijos sufrirán la misma suerte, cualquiera sea el ambiente en que crezcan, como si fueran seres invulnerables, que no se verán afectados por la estructura del hogar que los cobije.
¿Crisis de la familia? Sí, por desgracia, y profunda, puesto que todo niño, por ser una persona, merece, es más, tiene derecho a un padre y a una madre. Sin embargo, por lo visto, la “evolución” de la familia chilena continuará.

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