Por Catalina Moreno
Estuve leyendo un libro sobre el ejercicio de la autoridad de los padres, éste se llama “Ternura y Firmeza con los Hijos” de Alexander Liford-Pike, donde cuenta y da algunas técnicas para ejercer adecuadamente la autoridad con los hijos.
Él explica que no puede haber educación sin autoridad y que existe además una crisis de ésta. Además relata algunos efectos de la crisis. Dentro de estos efectos se encuentra primero el deterioro del papel de la institución familiar como núcleo básico de la organización social; segundo, perjudica también la formación de niños y jóvenes para una vida adulta provechosa; y, como tercer efecto encontramos la debilidad formativa que a su vez inhabilita a los jóvenes de hoy para educar a la generación siguiente, es decir, a sus propios hijos.
Se mal entiende varios conceptos como por ejemplo, la libertad y el no reprimir, esto hace, como consecuencia, que se realice mal el ejercicio de la autoridad. La libertad no quiere decir que no podamos marcar límites a los hijos, sino que todo lo contrario, es necesario restringirlos de algunas cosas ya que de esta forma podemos enseñarles algunas virtudes como la obediencia y la fuerza de voluntad. En la medida en que los hijos vayan aprendiendo estas virtudes, irán adquiriendo su propia libertad porque sabrán decidir entre lo bueno y lo malo, lo que además permitirá que se hagan responsables de sus decisiones y sus actos.
Cuando los padres son capaces de ser autoridad para sus hijos, estarán cumpliendo con su función educativa, esto significa que lo deben ejercer con cariño, estímulo y paciencia. “(…) La ausencia de estos requisitos esenciales la convierte en un autoritarismo cuyas consecuencias son tan perniciosas como la equivocada permisividad que ha invadido tantas sociedades modernas”*.
Un aspecto importante que comenta el autor, es que los niños necesitan y buscan normas, criterios y modelos claros en sus padres. El incumplimiento de esto priva a los hijos de la guía que buscan y necesitan de sus mayores: puntos de referencia, modelos de conducta y de aprendizaje. Esto explica que cuando no se satisfacen estas necesidades puede generar trastornos importantes en la conducta y hasta, en algunos casos, actitudes antisociales.
Por lo mismo es necesario ejercer la autoridad desde la más tierna infancia para esto es necesario aprender a poner límites a los hijos debido a que cuando la familia no lo logra, es muy probable que tampoco lo corrija la sociedad.
Algunos consejos para ejercitar la autoridad con los hijos:
Es necesario que exista una comunicación efectiva, esto quiere decir que es fundamental que se utilice un adecuado lenguaje asertivo, a veces es bueno emitir mensajes sin palabras (como por ejemplo: miradas). No perder nunca la calma lo que permitirá siempre manejar las discusiones. Es necesario además reforzar y reconocer las buenas conductas de los hijos. Respaldar las palabras con hechos siendo coherentes con lo que se dice y actúa. Y finalmente establecer reglas claras desde el principio.
* “Ternura y Firmeza con los Hijos” pág. 13. Alexander Liford-Pike.
2 comentarios:
muy bueno!
un consejo: que los comentarios aparezcan en una ventana emergente ;)
adelante con el blog!
¡Gracias por tu consejo y apoyo Marta! Lo tendré presente a ver cómo lo hago.
Saludos
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